La motivación es el motor de la educación. Un niño que no está motivado es como un colador, todo lo que se dice en el aula o se trabaja se escapa. En cambio un niño motivado está activo y se implica por descubrir, probar, hacer, experimentar, saber, buscar, pensar … sus capacidad son ilimitadas.

Como maestro / a no puede entrar en el cerebro de tus alumnos y poner todo lo que los vuelos enseñar. Ellos deben querer aprender y sólo si están motivados lo harán.

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Cuál es la realidad que nos encontramos en nuestras aulas?

Los alumnos de hoy están desmotivados. No hablamos de un niño o dos por aula, hablamos de un gran porcentaje de alumnado que rechaza la escuela, lo que allí se hace y cómo se hace. Como ellos mismos dicen «van a la escuela porque los toca y los amigos».

Esta realidad es muy preocupante ya mí personalmente me entristece, me desespera y me agota. Percibo pesimismo, desprecio, tristeza, vacío …. En muchas escuelas se respira un ambiente generalizado de desánimo, inmovilismo y bloqueo.

La escuela está desbordada por los cambios sociales actuales y es necesario que se adapte y se reinvente para poder evolucionar. Es necesario que hagamos urgentemente algo para cambiar esta situación.

 

Como puedes motivar a tus alumnos?

Te propongo algunas estrategias para lograrlo:

Escúchalos. Descubrirás lo que les interesa, sus dudas, inquietudes, miedos … los entenderás, conectarás y sabrás aprovechar estos conocimientos para que se impliquen en su proceso de aprendizaje. De lo que dicen en puedes aprender y descubrirás que te enriquece mucho.
Explícales la finalidad de lo que trabajan. Es necesario que encuentren sentido a lo que están aprendiendo en la escuela y sean ellos los que realmente se quieran implicar y quieran saber más.
Implica’ls en el propio proceso de aprendizaje. No eres un simple transmisor de información sino que debes guiar y acompañar a los niños en su crecimiento. Es necesario que ellos tengan un papel activo y conjuntamente contigo descubran y aprendan infinidad de cosas.
Adopta una actitud positiva. Como hablas con tus alumnos es importante, utiliza preferentemente expresiones positivas, sonríe, haz bromas, demuéstrales que disfrutas de su compañía y muéstrate próximo / a ellos. Es necesario que conectes con tus alumnos y disfruta de la compañía mutua.
Potencia en el aula un ambiente de cohesión y cooperación. Trabaja en el aula los valores de la amistad, la solidaridad, la diversidad, el respeto … para implicar a los niños de manera que tengan ganas de participar e interactuar con los compañeros, que se sientan un elemento imprescindible del grupo.
Aplica metodologías diversas en el aula. Como maestro / a debes ser creativo e intentar sorprender y motivar a los alumnos ofreciéndoles sesiones variadas, dinámicas y que despierten el interés y curiosidad de los niños.
Potencia la autonomía y crecimiento de los alumnos presentándolos pequeños retos y animándoles a autosuperarse y descubrir continuamente nuevos conocimientos.
Intenta sorprender a tus alumnos. Que cada día haya alguna sorpresa inesperada que les haga disfrutar y tener ganas de ir a la escuela: un juego, un corto, una canción, una sorpresa …
¿Qué es lo que no debes hacer?

A veces, y sin ser consciente, puedes decir o hacer cosas que desmotiven tus alumnos. Hay que estar alerta y tratar de evitar que estos errores se den. Estos son algunos ejemplos:

Cortar las alas a los alumnos con frases como: «Esto no toca que ya lo trabajarás más adelante», «Esto lo haces así porque lo digo yo», «No lo sabes hacer déjalo estar» … Estas frases limitan la curiosidad de los niños y censuran sus ganas de saber y descubrir.
Desmotivar a los alumnos con actividades aburridas y repetitivas. Cuando un alumno está aburrido deja de escuchar y es imposible que aprenda nada de lo que se está trabajando en el aula.
Realizar clases poco dinámicas. Trabajar siempre con la misma dinámica es repetitivo y monótono. No centres siempre tus clases en hacer trabajo individual y exclusivamente con fichas o libros.
Exigir a los alumnos los mismos resultados y ritmos de aprendizaje. Esta exigencia provoca que muchos niños se desmotiven, se sientan presionados y vivan la escolaridad como un problema.
Marcar unos horarios muy rígidos que estría los niños, por ejemplo las sesiones de media hora son tanto cortas que es muy difícil poder trabajar.
No permitir participar a los alumnos. Dar clases en que el maestro se limita a traspasar la información y los alumnos deben estar callados, quietos y escuchando no es un buen sistema para aprender. La educación debe basarse en la comunicación bidireccional, debemos olvidar las clases magistrales como metodología de aprendizaje.
Mostrar una actitud distante y fría con los niños. Marcar que el maestro es quien lo sabe todo y los alumnos no saben nada hace que haya una frontera que dificulta la comunicación y buena relación entre maestro y alumno / a. Es indispensable que haya complicidad para que se dé un buen proceso de aprendizaje.
Basar todo el aprendizaje en exámenes y evaluaciones. La evaluación nos sirve para regular y hacer seguimiento del proceso de aprendizaje de los alumnos, no es un fin, es sólo una herramienta.

Porque los alumnos están desmotivados?

Seguramente por una mezcla de muchos factores:

La escuela es necesario que haga muchos cambios y se adapte a la sociedad del siglo XXI. Hemos puesto nuevas tecnologías en las aulas pero no hemos cambiado la forma de impartir las clases. Seguimos regidos a un curriculum que nos marca un camino que a la vez nos limita. Vivimos en la sociedad de la comunicación y la información y la escuela de hoy debe estar en esta línea. Es necesario que cambiemos las metodologías de enseñanza-aprendizaje, lo que queremos enseñar y el rol del maestro / a.
Los maestros están desmotivados por varios motivos: presión por parte de enseñanza con las pruebas de competencias básicas, se aminora social de la figura del maestro / a, reducción del salario, maestros con gran movilidad de escuelas o por el contrario maestros demasiado acomodados, aumento de las ratios, alumnos con diversidad de problemáticas emocionales, familiares y económicas …
Los alumnos dudan de la utilidad de ir a la escuela ya que no ven como significativo lo que allí trabajan. Ellos mismos sienten que lo que hacen en la escuela está anticuado y cuestionan lo que allí se hace: memorizar las tablas de multiplicar si tenemos las calculadoras, obsesionarnos con las faltas de ortografía si tenemos los correctores, aprender los mapas de memoria si tenemos el Google Maps y un largo etcétera.
Conclusión.

Actualmente nos encontramos que una gran parte de nuestros alumnos vienen a la escuela, como diríamos coloquialmente «calentar la silla». Esta gran parte de alumnos se muestran desmotivados y reniegan totalmente de lo que se hace en la escuela. Este hecho es muy preocupante ya que no hablamos de una minoría sino que es una cifra significativa que hay que tener en cuenta.

Los alumnos deben querer ir a la escuela, deben sentir que la escuela les hace libres y los abre puertas en lugar de sentirse encarcelados.

En la sociedad actual en la que vivimos es necesario que nos replanteemos los objetivos educativos. Actualmente no hablamos de transmitir unos conocimientos sino que hablamos de educar alumnos que sean autónomos y capaces de moverse en la sociedad, que sepan aprender continuamente y buscar y procesar la avalancha de información que les llega a través de la red.

Es el momento de parar y reflexionar en la escuela que tenemos, de hacer cambios y adaptarnos al momento social en que vivimos. Construimos una nueva escuela, la escuela del siglo XXI, en la que los alumnos se impliquen en su proceso de aprendizaje. Hagamos los autónomos, aliamos hacernos con las nuevas tecnologías, disfrutamos de enseñar y compartir con nuestros alumnos el placer de descubrir y aprender.

Tú eres importante, puedes hacer mucho por mejorar la escuela. Invierte energías en motivar a tus alumnos y los resultados te sorprenderán.

Fuente: natibergada.cat